Nació en
Málaga en 1917. Diplomático. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en las
universidades de Granada y Madrid. Fue Secretario de embajada en Teherán y
cónsul en París. Recorrió el
Protectorado español en Marruecos, estas impresiones las recogió en la
conferencia Once días de viaje que
dictó en la escuela diplomática en 1951. De su estancia en Oriente Medio envió
una serie de crónicas al diario ABC firmadas
con el pseudónimo de “Marco Polo”. En los años sesenta recorrió España esta
experiencia la publicó en la editorial Afrodisio Aguado en 1967 España viva. Recibió numerosos premios
entre los que destacan el Mariano de Cavia (1959), el Nacional de la Critica
Teatral (1964)… etc.
Fue uno de
los críticos teatrales más influyentes, escribió numerosos guiones entre los
que se destacan: El sitio de Baler
que dio origen a la película Los últimos de Filipinas, El cid dirigida por Anthony Mann… Adaptó
numerosas obras de teatro clásico español, dirigió programas culturales en TVE,
guionó entre otras series Las sonatas de
Valle Inclán. Escribió la copla “Luna de España”. Colaboró en diferentes
diarios y revistas. Murió en agosto de 2010 en Madrid.
Oriente Medio [Por] Marco Polo. Madrid, Arión, 1959. 290 págs. +
8 h. de fot. en b/n. 6 maps. 20 cm. (La meridiana).
ÍNDICE: Obertura,
Blanco y negro del Oriente pp. 7-22. Andante,
De Menes a Nasser pp. 23-70. Allegro, los
pueblos Alá pp. 71-126. Adagio, “Así son los días…” pp. 127-180. Largo, El Occidente y el Oriente pp. 181-220. Molto vivace, El mundo árabe en 1959 pp. 221-244. Oriente Medio de la A a la Z pp. 245-258.
Cronología islámica pp. 259-286- Bibliografía pp. 287-290
Las crónicas cominezan: “Para los ricos, el Oriente empieza en Orly o
en Ciampino cuando un Superconstellation de lomos finos y relucientes
comienza a recibir su contingente. (...)” Y lo continua “Para los pobres, el
Oriente empieza en Barcelona, en Génova, en Nápoles o en Marsella, cuando trepa
por la pasarela del barco la primera oleada de turbantes, babuchas, maletas de
hojalata, paquetes atados con mil nudos, sacos, abrigos raídos, pañuelos al
cuello, panes bajo el brazo y botellas de té. Es el Oriente viajero,
inmigrante, triste, esperanzado descorazonado y patético. Tantas vueltas han
dado ya esos hombres, que son capaces de reconocer en un segundo y a treinta
metros de arista más acogedora del puente o la esquina más propicia para evitar
la lluvia o el sol.”