domingo, 1 de abril de 2012

Miguel Delibes

Nació en Valladolid el 17 de enero de 1920. Estudió Peritaje Mercantil y Modelado en la Escuela de Artes y Oficios. En plena Guerra Civil, en 1938, se enroló en la Armada. Entró en la redacción de El Norte de Castilla, como caricaturista, en 1941. Ingresó en el Banco de Castilla (Banco de Bilbao) para preparar oposiciones para profesor de Derecho Mercantil, oposición que aprobó en 1945, fue destinado a Valladolid. Desde 1943 se dedicó al periodismo en El Norte de Castilla, siendo subdirector y después nombrado director. Formó un equipo integrado entre otros por Umbral, Martín Descalzo, Leguineche, Alonso de los Ríos... Fraga le obligó a dimitir.
Ganó el premio Nadal en 1947 con La sombra del ciprés es alargada. Premio Nacional de Literatura en 1954. Viajó a Chile en 1954 invitado por periodistas chilenos, recorrió el cono Sur. Visitó universidades europeas dictando conferencias. Fue invitado por la Universidad de Maryland en 1964 para dictar un curso sobre “novela española contemporánea”. su viaje a Estados Unidos quedó recogido en una serie de crónicas publicadas por la revista  Destino con el título “USA, por el ojo de la cerradura” (1965), poco después se publicaron en forma de libro. Visitó Praga en 1968, dos meses antes de que fuera invadida por las tropas soviéticas.
Fue nombrado académico en 1972, su discurso académico versó sobre “el ecologismo humanista”, se tituló El sentido del progreso desde mi obra. Premio Príncipe de Asturias en 1983, la mayor parte de su obra trascurre en Castilla, algunas han sido llevadas al cine El Camino, Mi idolatrado hijo Sisí, El príncipe destronado, Los Santos inocentes, Las ratas, otras se han adaptado al teatro Cinco horas con Mario, interpretada por Lola Herrera, La hoja roja... entre sus últimas novelas hay que destacar Señora de rojo sobre fondo gris (1991) Coto de caza (1992) y una de sus pocas incursiones en la novela histórica con El hereje (1998). Murió el 12 de marzo 2010.

Crónicas por Hispanoamerica


Un novelista descubre América: Chile en el ojo ajeno. Madrid, Editora Nacional, 1956. 172 págs.,21 cm (Libros de actualidad política, 30).

Viaje realizado en 1955. En el “Prólogo” dice: “Uno está al cabo de la calle de que elaborando pacientemente estos materiales de que dispone, reunidos con cierta constancia e indiscutible amor en reciente viaje a Sudamérica, hubiera conseguido un volumen macizo, de ardua digestión; uno de estos hermosos volúmenes que incitan al lector a pensar del autor que está amplia, profusa, penosamente documentado. Está bien. Uno pudo hacer eso y, sin embargo, no lo hizo, porque, de haberlo hecho, uno, con el corazón en la mano, no se hubiera quedado a gusto. Uno, honradamente, ha preferido no manipular estos materiales porque acontece, en ocasiones, que en fuerza de dar vueltas a las cosas, de inducir y deducir, de dejarse arrastrar por apariencias causales, el escritor termina escribiendo “blanco” donde quiso –y debió– escribir “negro”. En estos negocios de los viajes, nada como la primera impresión; el destello inicial que viola la conciencia virgen es lo que vale. La reflexión posterior no consigue sino deformar las cosas. El escritor debe ser un hombre prevenido contra la oscura e irreparable rebelión de las palabras. Nada hay tan inquietante, inestable y escurridizo como una palabra. La palabra es algo así como el jabón en la bañera. La rebelión de las palabras acecha al escritor cuando quiere aparentar que vio más de lo que vio o pretende dar un petulante cauce metafísico a la minucia cotidiana. La verdad se defiende con las uñas; como gato panza arriba. Vayan, pues, al lector mis leves impresiones sobre Sudamérica tal y como nacieron. Tal vez de este modo no resulten profundas, pero a trueque –y uno cree lealmente que jugamos con ventajas– pueden ser espontáneas y hasta sinceras.”
Itinerario: Brasil, Río de Janeiro, isla de la Sal, Montevideo, Buenos Aires, Argentina, Los Andes, Chila, Santiago de Chile, Valparaiso, Concepción.

Por esos mundos: Sudamérica con escala en Canarias. Barcelona, Destino, 1961. 210 págs., 19 cm (Ancora y Delfín, 203).
El libro consta de dos partes: Un novelista descubre América con 16 capítulos, que reproduce la edición de Editora Nacional, 1956 y se añade Tenerife, nueve capítulos. El viaje se realizó en 1955.

Cronicas por Estados Unidos

USA por el ojo de la cerradura.
En: Destino. Barcelona. N. 1442 (27, marzo, 1965), págs. 13-16; n. 1443 (3, abril, 1965), págs. 36-38; n. 1444 (10, abril, 1965), págs. 41-45; n. 1445 (24, abril, 1965), págs. 34-39; n. 1446 (24, abril, 1965), págs. 13-17; n. 1447 (1, mayo, 1965), págs. 33-39; n. 1448 (8, mayo, 1965), págs. 36-41; n. 1449 (22, mayo, 1965), págs. 35-41.

El viajero de fisgar, mirar, contemplar, mostrar al lector de la España de los años 60 los logros sociales, tecnológicos, económicos de los Estados Unidos. Hace especial referencia a “la religión”, donde le llama la atención la convivencia entre diferentes formar de ver el cristianismo como“los mormones”, “las iglesias evangélicas”, “Los menonitas”, junto a judíos, budistas, musulmanes... Otra crónica dedicada a “la libertad”, donde realza“libertad contra el despotismo” paradoja importante ya que el país donde habitualmente vivía, carecía de libertades públicas y respeto a las idiosincrasias nacionales, le llama la atención la organización federal de los estados. Dice que “el concepto de libertad descansa en el concepto de democracia”, critica a los totalitarismos. Comenta que uno de los grandes méritos de “USA ha sido el acertar a formar una clase media alta y grande. Esto es mucho. De ordinario las clases medias de los países medios son clases cortas y bajas; ni excesivamente numerosas ni libres de aprietos económicos... no existe un proletariado en el sentido de una masa aglutinada por la necesidad...”.
En otros reportajes con títulos tan llamativos como “la abundancia entre las basuras” se plantea la evolución tecnológica, la revolución que los electrodomésticos suponen para desarrollo de la vida cotidiana, en otros se pregunta “¿Para qué sirven las piernas?” cuando las marchas de los coches no existen y el embrague no se acciona para cambiar de marcha, se queda atónito el viajero ante la automatización y el gigantismo. Desde su perspectiva Católica critica la organización de la familia americana, arremete contra el divorcio y el individualismo, en “la intimidad acorazada” y “los niños”. Dedica el último reportaje a analizar la situación de los más desfavorecidos “Negros y pobres”,cuenta la difícil lucha de los negros, chicanos... por la conquista de los derechos civiles, sobre todo en los Estados del Sur. “En suma los negros de los Estados Unidos han dejado de ser esclavos, pero no han dejado de ser inferiores”, parte de la pobreza americana según Delibes se “se centra, pues en la vivienda y la falta de seguridad social”; la última parte de este reportaje lo dedica al problema de Puerto Rico.

Estas crónicas se publicaron en:

Usa y yo. Barcelona, Destino, 1966. 240 págs., 30 lám., 21 cm (ser o no ser, 41).

Recopilación de las crónicas que publicó en la revista Destino en los años 60. Reproduzco la “Nota Previa”, en la que dice: “La responsabilidad de que yo me empareje con USA en el título de estas páginas corresponde mitad por mitad a Marion Ament y Francisco Umbral. Marion Ament comenzó a leer estas impresiones antes de que yo regresara de América y, entonces, me dijo: “Me interesan estos escritos más que por lo que descubren de Norteamérica por lo que me descubren de ti”. Paco Umbral, por su parte, en afectuosa misiva, venía a decirme que el choque de un castellano de pura cepa rural, con el país más evolucionado y automático del mundo resultaba por demás regocijante y sabroso. Resumiendo: estos Estados Unidos son “mis” Estados Unidos (un país no es sólo lo que es ese país sea sino lo que le añade la perspectiva de cada observador y aun la disposición síquica y mental de éste). Con esto quiero subrayar que el título de estas páginas, aunque de entrada pueda parecer un poco fatuo, no es, si bien se mira, sino un acto de humildad. Yo no me atrevo a decir que los Estados Unidos sean así, sino que así los he visto o así me han parecido, con lo que vengo a reconocer que el día en que se demuestre lo contrario de lo que afirmo –sea para bien o para mal– se me encontrará siempre dispuesto a una revisión y, si se tercia, a una rectificación. En palabras pobres, lo que quiero decir es que admito como posible que los niños norteamericanos lloren más que los europeos, que el juego político de la libertad sea una trampa y aun que la mitad de la vida y los rascacielos no sean tan altos como el viajero los vio. Uno acepta, en suma, que el lector se sorprenda antes que por lo que al autor le ha sorprendido por la sorpresa de éste. A mí, sencillamente, como a otros muchos europeos, el contacto con USA me asombró y el resultado de mi asombro son estas líneas. Que sean acertadas o desacertadas ya es otro cantar. Por de pronto, son sinceras y de buena fe, aunque no se me oculta que esta disposición de espíritu no garantiza en modo alguno la fidelidad del retrato.”


Crónicas por Europa
    
La primavera de Praga. Madrid, Alianza Editorial 1968. 168 págs., 18 cm (El libro bolsillo. Humanidades, 143).

Cuenta el viaje a Checoslovaquia en la primavera de 1968, en los meses de la revolución por un “Socialismo humano”. Es quizá su único libro sociopolítico. Deja constancia “De una tentativa” que era la “pacífica evolución política a la que los propios checos han denominado Primavera de Praga (...) la evolución hacia un socialismo humanista y democrático”. El libro cuenta la ilusión de un pueblo en busca de su libertad.

Caminos de Roma.

En: Destino. Barcelona. N. 994 (25, agosto, 1956), págs. 20-22; n. 995 (1, septiembre, 1956), págs. 21-22; n. 996 (8, septiembre, 1956), págs. 5-7; n. 998 (22, septiembre, 1956), págs. 11-13; n. 1000 (29, septiembre, 1956), págs. 20-21.
    
Europa parada y fonda. Madrid, Cid, 1963. 206 págs., 20 cm (Altor, 41).
Otras ed.:
[Prólogo de] Ramón García Domínguez. Esplugues de Llobregat (Barcelona): Plaza & Janés, 1981. 240 págs., 19 cm.
[En el año 1981 se realizaron dos impresiones una en noviembre y otra en diciembre].

     Viajes realizados a finales de los años cincuenta, dice en el “Prólogo” que este es: “—¿Otro libro de viajes?
     —¿Y por qué no? A la gente le agrada comprobar cómo ven otros lo que ellos vieron, gustar un anticipo de lo que van a ver, a imaginar a través de los renglones ajenos, mediante ese socorrido y económico turismo de mesa-camilla, lo que nunca verán.
     —¿Usted cree?
     —Si no lo creyera no lo haría así.
     En realidad, en “Europa: parada y fonda” el viajero no ha hecho otra cosa que recoger a su aire media docena de impresiones sobre cuatro países europeos –Italia, Portugal, Alemania y Francia– visitados a lo largo de los últimos años. Cuatro países sobre los que, en verdad, ya se ha escrito bastante, razón ésta que tanto justificaría el silencio del cronista como su libro, puesto que si otros –y no pocos– escribieron sobre el tema, también uno es de Dios y tiene, por tanto, derecho a echar su cuarto a espadas en el empeño. Ahí está, un libro más sobre la vieja Europa. Se aducirá que la vieja Europa, aun con una arruga más, sigue siendo la misma de los felices veinte, de los despreocupados treintas y de los atormentados cuarentas, siendo así que Europa nunca se pareció menos a sí misma que en nuestros días. Quiero decir que en un ayer próximo y en un ayer remoto, Europa jugaba su partida sobre el tablero del mundo, mientras hoy es la vieja Europa la que hace de tablero y América y Asía las que disputan la partida sobre ella. Uno piensa que la diferencia es notable.
Pero temo que estas líneas puedan inducir a error al lector. Éste no es un libro político ni contiene un adarme de pretensiones filosóficas. Es más bien un pequeño volumen, imparcial y casi frívolo, de impresiones. Pero de simples impresiones humanas, recogidas en el camino. Es evidente que el cambio de posición de Europa, la pérdida de su primacía material, facilita un tema de enorme interés y notable sugestión. Pero para quien conozca las pobres dotes del cronista que resulta menos evidente que abordar tamaño propósito escapa a sus posibilidades. Harían falta para ello mucho tiempo de observación, muchos contactos, innumerables consultas, una inteligencia aguda y muy hondas reflexiones, y el cronista –Dios no se lo tome en cuenta– ni tiene tiempo, ni ha establecido contactos, ni ha consultado, ni es inteligente, ni apenas ha dedicado al garrapatear estas líneas algunos minutos a la reflexión.
Tómese, pues, este pequeño volumen como lo que es: un repertorio de observaciones fugaces sobre algunos países de la Europa de nuestro tiempo, observaciones que a algunos podrán servirle de estímulo para visitarlos, a otros de puntos de apoyo para recordarlos y a los más –¡ay– de sucedáneo para imaginar lo que, por una razón o por otra –casi todos la misma razón– nunca podrán conocer.”
 Itinerario: Italia (1956), Roma, Milán, Venecia, Turín, Florencia, Roma, Portugal (1957), Coimbra, Fátima. Lisboa, Alemania (1960), París.

Dos viajes en automóvil: Suecia y Países Bajos. Barcelona, Plaza & Janés, 1982. 182 págs., 4 h. de lám., il., 20 cm.

Nos cuenta castilla


Castilla, lo castellano y los castellanos. Barcelona, Planeta, 1979. 286 págs., il., 24 cm (Espejo de España, 53. Los españoles).
Otras ed.:
1979; 1980 (tres eds.);
Barcelona, Planeta, 1994. 232 págs., 18 cm (Planeta bolsillo, 37).
[Prólogo de] Emilio Alarcos. Madrid, Espasa-Calpe, 1995. 232 págs., 18 cm (Austral, 358).
Madrid, Espasa-Calpe, 1999. 210 págs., 18 cm (Narrativa del siglo XX en lengua castellana).
Ha dedicado alguna crónica, reportaje... a Castilla; pero especialmente sus novelas y relatos se ambientan en lugares de Castilla-León. Este libro es una antología de textos, entresacados de sus libros de viajes, relatos, crónicas, novelas... cada uno de ellos se introduce con un breve comentario de Miguel Delibes. Reconstruye a través de su obra la Comunidad Castellano-Leonesa. La obra de Delibes desmitifica la Castilla que describiera la “generación del 98”, mostrando una tierra desertizada, aldeas en ruinas, una cultura que va muriendo y desapareciendo al mismo tiempo que la vida rural, trata de romper la imagen de una Castilla imperialista; en veinte capítulos nos enseña a mirar Castilla, a través de: El paisaje castellano, religiosidad, sumisión, apego a la tierra, individualismo, laboriosidad...

Castilla en mi obra. [Ilustraciones de] Menchu Genove. Madrid, Magisterio Español, 1972. 110 págs., grab., en b/n y col., 14 cm (F. Tiempo de cosecha, 12).

Viejas historias de Castilla La Vieja. [De] Miguel Delibes, textos, y Ramón Masats, fotografías,. Madrid, Editorial La Fábrica, 2010. (Palabra e imagen).
Recoge textos y fotografías de 1964. Se editaron anteriormente en: Alianza, Destino, Lumen y Planeta.
 

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