sábado, 5 de noviembre de 2011

Emiliano Ramírez Ángel


Nació en Toledo en 1883. Apareció en el “Salón” de Carmen de Burgos “Colombine” en 1907. Obtuvo el premio de la colección “Novela Ilustrada” que dirigía V. Blasco Ibáñez por su novela La Tirana; durante esta época conoció a Rafael Cansinos-Asséns quien traza su semblante en La Novela de un literato como “un hombre modesto, poco bullidor, que introdujo en la literatura un tono menor, muchacheril. Se declaraba discípulo de Galdós y de Martínez Sierra y escribía una prosa limpia, correcta, pero opaca. Había publicado novelas y crónicas de costumbres madrileñas”. En La Esfera escribió numerosas crónicas madrileñistas en la sección titulada “notas madrileñas”. Incluso en una entrevista que mantuvo con Julio Cejador describió su literatura como “frivolidad, optimismo, cierta leve zumbonería, piedad, amor a Madrid –el Madrid actual, humilde y joven– y ternura para pintar la clase media, entre la que vivo...”. Durante 1914 estuvo en París, desde donde mandó una serie de crónicas que publicó La Esfera, allí trabajó para una editorial franco-española dedicada a la publicación de biografías. En estas crónicas describe París comparándolo con Madrid, en una de ellas la titulada París obstáculo dice: “Merece verse la Avenida de la Opera, en cualquier momento; las escaleras subterráneas del “Metro”; los puntos de parada de los “autobús” y tranvías; la misma acera; el último, insignificante “café Biard”. No se hable del pórtico de la bolsa, ni de los grandes almacenes, ni del “carre four” de un barrio cualquiera... Todo corre, todo vibra, todo pasa, todo aturde...
    París retiembla, arde, se agita, resuena en un concertante que parece un desfile, en una inquietud que semeja una huida...”. O bien, cuando describe el barrio de la bohemia parisina en El crepúsculo de Montmatre y su próxima desaparición como “El Montmatre de callejuelas, que trepan por la colina, desaparece, como desaparecieron también los montmartrenses ilusionados, soñadores, amigos de la Luna, del Ajenjo y de la Selección”.
    Colaboró asíduamente en la prensa ilustrada: La Esfera, Mundo Gráfico... Fue redactor-jefe del ABC. César González Ruano en sus Memorias corrobora lo antedicho por Cansinos y por él mismo, describiéndolo como “...tenderito guapo y moreno que hubiera dejado el mostrador por la literatura. Era hombre simpático y que no escribía mal, pero de poco vuelo, como para producir algún cuento correcto o algunas crónicas sentimentales...”. Consiguió en 1924 el premio Mariano de Cavia.
    Una de las principales aficiones de Ramírez Ángel era el coleccionismo de libros y papeles raros y como apunta Cansinos “...era un asiduo visitante de la Feria de Libros, donde buscaba números de revistas antiguas, aleluyas y folletos curiosos de los que poseía una rica colección... en la que figuraban recortes curiosos de periódicos, ya antiguos. Dibujos. Caricaturas, pliegos de aleluyas, romances de cordel, cosas todas raras que el escritor había ido recogiendo por los baratillos del Rastro...”. Padeció toda su vida un úlcera gástrica que se le llevó en Madrid en 1928. La prensa de derechas le hizo unos magníficos funerales “era el escritor de la clase media y a la clase media de la literatura pertenecía.
Ha publicado Enrique Sánchez Lubian en ABC del 26 de febrero del 2011 "Emiliano Ramirez Ángel: perdido en el limbo toledano"

Publicaciones periódicas
Impresiones de viaje: venecianas de ahora.
    En: La Esfera. Madrid. Año 1, n. 14 (4, abril, 1914).
    .
París, obstáculo: la conquista de la acera.
    En: La Esfera. Madrid. Año 1, n. 25 (20, junio, 1914).

Del viejo París: el crepúsculo de Montmatre.
    En: La Esfera. Madrid. Año 1, n. 29 (18, julio, 1914).

París se divierte: las mañanas del bosque de Bolonia.
    En: La Esfera. Madrid. Año 1, n. 30 (2, julio, 1914).

Del París pintoresco: los árboles Robinson.
    En: La Esfera. Madrid. Año 1, n. 33 (15, agosto, 1914).


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